Máster Calsi

26 enero 2008

Nº 11. El responsable de la Información


Aunque se salga algo de la temática de Infocalsi, no me he podido resistir. Ayer se publicó la siguiente reseña cinematográfica, escrita por Juan Lacasa, en el semanario La Cartelera, núm. 896, pág. 9, publicado por el periódico Levante-emv:

Fuente: La Cartelera, Levante-emv

La bajada de la noticia (metadatos para los humanos) dice:

“Dejando de lado su parte más gamberra, el popular Álex de la Iglesia ha realizado un thriller convencional de consumo rápido, con una trama enrevesada y llena de altibajos”.

Mientras que, en el último párrafo de la noticia, se lee:

“…aunque muchos esperábamos más de esta cinta, tampoco nos encontramos ante el típico y manido thriller convencional de consumo rápido y digestión difícil”.

Seguramente no habrá sido el autor el responsable de la bajada y no estará muy contento, pues las personas que, a falta de tiempo, sólo hayan leído este resumen, pensarán que ha dicho algo que no ha dicho.

Más allá de la anécdota, esta nota me sirve para reflexionar; me pregunto cuántos fallos de este tipo (no sólo gramaticales, que ya es una batalla perdida) pasarán desapercibidos en semanarios, dominicales, prensa, etc. No sé si me asusta más que no lo hayan revisado o que sí lo hayan hecho.

Se podrá argüir que es un error sin importancia y puede que tengan razón, pero yo me pregunto, si los ingenieros y arquitectos (por ejemplo) tienen una responsabilidad ante los fallos de sus diseños y ésta se les exige, ¿qué ocurre con la responsabilidad de los profesionales cuya materia prima de trabajo es la información y la palabra?

Creo que el problema está en que, si el trabajo está bien hecho, se dice que se crea patrimonio cultural (en un sentido estricto, pues se suele separar la ciencia de la cultura, cuando en realidad la ciencia es una parte más de la cultura) y, si está mal hecho, pues que tampoco pasa nada, que no es importante, que no es para tanto.

Puede que la Web semántica deba nacer primero en nosotros mismos...

6 comentarios:

Ferran Castelló dijo...

Sinceramente y sin querer meterme expresamente con ningún sector profesional, creo que los periodistas (evidentemente no todos) son los que más se saltan a la torera el código deontológico profesional y que menos atienden a la veracidad y la exactitud de las cosas que publican.

Me estoy dando cuenta desde que trabajo en la biblioteca y no te puedes imaginar cómo tergiversan las informaciones y los datos que les pasamos.

Sé que muchas veces van a contrarreloj pero no están ofreciendo periodismo de calidad ni de lejos.

Ya no quiero ni hablar de los periódicos partidistas que manipulan información a conciencia y luego ni se desdicen.

En resumen, creo que no hay mucha seriedad en el periodismo y tal vez sí deberían tener alguna responsabilidad social.

Enrique Orduña-Malea dijo...

La verdad es que no era mi intención regañar al colectivo de periodistas en concreto. Hay buenos y malos como en todas las profesiones. Todos cometemos errores -yo 50 al día-.

Mi intención era reflejar la baja responsabilidad que se tiene ante los fallos de los profesionales que trabajan con la información, en general.

Otros profesionales se equivocan y, como corresponde, se les exije su responsabilidad. En cambio, para otros parece que no. Sus equivocaciones parece que den igual.

Creo que si pensamos que nuestros fallos no importan, nunca los demás pensarán que nuestro trabajo es realmente importante, ¿no?

Y esto vale para periodistas, bibliotecarios, documentalistas y el polémico etcétera de los profesionales de la información y comunicación.

Ferran Castelló dijo...

Tal vez mi comentario ha sido un poco agresivo y no ha estado bien enfocado.

Sé que todos cometemos errores; como dice Lenny en un capítulo de Los Simpsons: "por eso los lápices llevan goma de borrar":-).

Simplemente quería decir que por la posición que ocupan en la sociedad y con la capacidad que tienen de influir en la gente y crear opinión deberían ser, a veces, más rigurosos.

Tal vez, como profesionales de la información, deberíamos incluirnos documentalistas, bibliotecarios,... en el mismo saco y también actuar con más rigor.

Enrique Orduña-Malea dijo...

Eso es! lo has resumido de forma genial:

-Capacidad de influir que no se corresponde con responsabilidad asumida. Aplicable a nuestro colectivo también.

Un saludo!

drobles dijo...

Creo que si pensamos que nuestros fallos no importan, nunca los demás pensarán que nuestro trabajo es realmente importante, ¿no?



Genial, realmente genial esa frase. No obstante, y sin querer tirar piedras en nuestro propio tejado (y el mío se aproxima más al periodismo que al vuestro), la responsabilidad de un médico siempre será mayor que la nuestra... algo que se ve claramente recompensado por un sueldo acorde.

Así que habría que meter otro asunto en el juego y el debate: la pasta, el dinero. ¿Qué responsabilidad se le va a exigir a un mileurista precario? Pues ninguna, y así se hace el trabajo como se hace.

Si los "profesionales de la información" estuvieran bien pagados (que por ahora, no conozco a nadie) seguro que estarían más motivados y les importaría más su trabajo.

Ahora, eso sí, a mayor sueldo, también mayores responsabilidades. Y, ante los fallos, medidas.

Saludos!

Enrique Orduña-Malea dijo...

Hola Dani,

Yo también pienso que no todas las responsabilidades son iguales y que, por tanto, se tienen que pagar.

Por eso, la persona que no acepta responsabilidades tendría que conformarse con peores puestos.

El problema es cuando las responsabilidades se delegan injustamente a becarios a los que ya les gustaría ser mileuristas.

Cuando comienzas, relacionas la responsabilidad con el poder, pero más tarde la relacionas con el marrón.

La clave es: motivar -dando responsabilidad- y luego recompensar.

Pero eso es inventar la rueda. Los que manejan el cotarro ya lo saben ya, otra cosa es que les interese o les obliguen a aplicarlo.

Saludos!

Pd. He quedado de super responsable.