Máster Calsi

25 diciembre 2007

Nº 8. Feliz 2008

Os deseo a todos unas felices fiestas y todo lo mejor para el 2008!

Ya he comenzado a redactar mi lista de buenos propósitos para el próximo año, aunque tengo muchas dudas y preguntas...¿a quién deberé preguntar en 2008?


Bart Simpson will google

¿Hasta el año que viene, 3.0?

16 diciembre 2007

Nº 7. Redes sociales: cuando los directorios cobran vida

Hoy he recordado las palabras de un antiguo profesor: todo profesional ve la vida a través de un filtro, una parrilla intelectual, consecuencia de su formación académica.

Cada uno aplica un filtro para que todo concuerde con su estructura mental interna, construida por cada uno para explicarse el universo. Un documentalista, también. Por eso hace tiempo que veo la Web como un documentalista, es decir, llena de documentos.

Hubo un tiempo en que parecía una moda decir que la Web era como una biblioteca desordenada. Creo que actualmente parece claro que no es así. Un sitio web sí podría cumplir ese símil, siendo cada una de las páginas web equivalente a cada uno de los ejemplares de la colección (servicios aparte, claro).

Sin embargo, hay un tipo de sitios que no cumplen esta comparación: los relacionados con las obras de referencia (directorios, enciclopedias, bibliografías), donde el conjunto de páginas web forman la obra, no la colección.

Mi visión, como documentalista, de una red social, es como la de una obra de referencia: un directorio, que, gracias a la tecnología web, cobra vida. Ese es el punto de vista que he intentado aplicar a la hora de analizar las 3 redes sociales que Jorge Serrano nos pidió estudiar (Facebook, LinkedIn y Neurona).

Para pasar de ser meros directorios a convertirse en redes sociales, estos sistemas incorporan una serie de elementos, que suelen ser comunes a todos ellos:

Unos pocos usuarios tendrán un gran número de contactos y el resto tendrán pocos. Por lo tanto, con unos pocos buenos contactos se podría llegar potencialmente a muchos usuarios


1. Posibilidad de que cada usuario pueda añadir información, subir fotos, vídeos, en definitiva: personalización máxima.

2. Posibilidad de contactar con otros miembros.

3. Posibilidad de buscar y agrupar usuarios (formar una red) con preferencias o gustos comunes y poder visualizar las redes de las personas que están en mi red.

La posibilidad de buscar personas y de navegar entre contactos de contactos es la experiencia más atractiva, pues el resto ya se puede obtener con otro tipo de plataformas. De hecho, el correo electrónico es tedioso, pues debes entrar en la plataforma para poder leerlo, en lugar de poder hacerlo directamente desde tu cuenta personal.

Facebook es una red de amigos y, por tanto, su fin es el de entablar amistades (el nexo es la amistad), mientras LinkedIn y Neurona son redes profesionales (los nexos son las profesiones) y sus objetivos pasan por encontrar personas que interesen para tu negocio o simplemente encontrar un empleo.

Por eso, cada red social es útil en función de tus intereses. Facebook es perfecto para buscar viejos conocidos o crear un espacio para compartir con tu grupo de amigos (especialmente si es un grupo disperso geográficamente). Es una forma más de ocio.

Neurona y LinkedIn son perfectos si lo que deseas es darte a conocer como profesional de un determinado sector. En ese sentido, me quedo con Neurona, simplemente porque tiene más masa crítica de profesionales de mi interés.

Tanto las redes profesionales como las de amigos son redes libres de escala, y de su estudio se ha visto que la distribución de contactos sigue aproximadamente el llamado “principio de Pareto”.

Esto significa que unos pocos usuarios tendrán un gran número de contactos y el resto (la famosa larga cola) tendrán pocos. Por lo tanto, con unos pocos buenos contactos se podría llegar potencialmente a muchos usuarios.

De aquí surge la famosa teoría de los 6 grados de separación (existe un grupo en Facebook donde se intenta comprobar). Aplicado a la bibliometría, existe el llamado número de Erdös, del que ya nos habló “El Documentalista Enredado”.

Relacionado con el número de contactos está el “coleccionismo de huesos”: ante una invitación de un desconocido, el rechazo puede significar una descortesía y la aceptación puede significar tener una falsa y enorme red de amigos, lo cual te da poder en la red. Pero si nos quedamos con una red verdadera ¿tiene sentido usar una red social?

Las redes sociales son, ante todo, fuentes de información, por ello su uso debería ser, pasada la novedad, el mismo que hacemos del resto de fuentes: herramientas útiles para encontrar información. Definitivamente, estamos en la era del referencista.

09 diciembre 2007

Nº 6. Soportes, formatos y blogs

Una de las preguntas que me planteaba en textos anteriores acerca de los blogs era la de su catalogación. Uno de los problemas conceptuales que tengo al respecto es el relacionado con las DGMs.

Como Le Boeuf comenta: “algunas DGMs pertenecen al contenido, otras al soporte, otras al contenido y soporte a la vez (‘texto impreso’)”. Entonces me planteo una pregunta:

¿Podemos catalogar bien un blog si no sabemos designar qué tipo de documento es?


La denominación "documentos en línea", sin más, es obviar el soporte, que sí existe


El primer error que observo es el uso, cada vez mayor, de “electrónico” y “digital” como términos sinónimos, lo que es una auténtica barbaridad (todavía recuerdo con cariño mi asignatura de electrónica analógica).

El otro gran error (en mi opinión) es hablar de “soportes electrónicos”. El término no me acaba de convencer y creo que debería reconsiderarse.

Lo que se quiere decir es que se ha utilizado la electrónica para obtener una señal eléctrica análoga a un fenómeno natural (frecuencia, luminosidad, etc.) para fijar con ella una información (la correspondiente al fenómeno), codificada de una determinada forma (digital o no) y mediante unas determinadas marcas, en un soporte adecuado para ello.

El soporte tiene una existencia independiente a ese proceso (como ocurre con el papel y su impresión) y se está dejando de lado. Por ejemplo, el blog es un tipo de "documento electrónico" que se almacena, normalmente, en los discos duros de ordenadores que actúan como servidores –o no-.

Un disco duro ocupa un espacio, cuesta dinero comprarlo y mantenerlo y si me lo lanzan a la cabeza me hace daño. Es, por tanto, muy real. Otra cosa es que tengamos o no acceso directo a ellos. La denominación "documentos en línea", sin más, es obviar el soporte, que sí existe.

Con todo esto, para designar de forma completa un blog –y otros documentos- he pensado la siguiente codificación, formada por cuatro términos separados por guión:

TD-FLM [Tipo].extensión-FDP-Soporte [Tipo]

El primer término sería la Tipología Documental (TD): cómo está organizada la información para comunicar un mensaje. Así tendríamos un artículo, tesis, novela, etc. Serían independientes del soporte.

El segundo término sería el Formato Legible por Máquina (FLM), junto a la extensión utilizada. Aquí distinguiríamos un pdf, .doc, .jpg, .html, etc. Además, podríamos afinarlo con tipos. Por ejemplo, el blog es un tipo de página web.

El tercero sería el Formato de Presentación (FDP), dependiente del soporte. En este caso tendríamos una revista, un libro, un tríptico, y también un DVD, un CD, etc. Lo que representa el formato libro al soporte papel, lo representa el formato CD al policarbonato de plástico, que es el soporte real, aunque con CD denominemos generalmente a las dos cosas conjuntamente.

El último elemento sería el Soporte en sí mismo, distinguiendo el material y el tipo general.

Así, para el ejemplo del blog, una designación completa podría ser la siguiente:

Noticia-Página web [blog].xhtml-Disco Duro-Material magnético [Óxido de Cromo]

Para una noticia en una revista en papel, sería:

Noticia-[ ]-Revista–Material impreso [Papel]

La verdad es que veo esto muy complicado y cada 5 minutos lo pienso de forma diferente, pero creo que vale la pena reflexionar sobre ello, por si se puede llegar a alguna conclusión de interés.

Como dice Daniel Robles, el tiempo es un problema, cuánta razón…

02 diciembre 2007

Nº 5. ¿Servicios o herramientas?

Con todas las noticias que están surgiendo últimamente sobre los blogs y la Web 2.0, me da la sensación de que se están solapando dos términos que no son sinónimos: servicios y herramientas. Aunque por razones distintas, lo he notado con RSS y Twitter.

La mal llamada sindicación de contenidos (¿qué diablos significa sindicación en castellano?: coincido con Jorge Franganillo), es decir: la redifusión de un contenido web a través de un documento xml, estructurado en base a un esquema determinado (como RSS o Atom), que será leído a través del navegador o de un software instalado en tu ordenador o en línea, es uno de los servicios, desde mi punto de vista, más maduro e interesante, pero cuyo significado está comenzando a pervertirse.

Informar y preguntar antes de implementar es tener en cuenta a los usuarios
Una cosa es el servicio que se ofrece, es decir, la posibilidad de difundir el contenido de una página web entre los subscriptores que lo deseen, y otra son las herramientas que se utilicen para conseguirlo. No podemos llamar a ese servicio RSS, pues todos los danones son yogures, pero no todos los yogures son Danone.

Más allá de este error típico (yo lo cometo con muchas otras cosas como el pan Bimbo), lo que me preocupa es que parece que haya una tendencia a preferir herramientas frente a servicios. Eso lo veo claramente con Twitter.

Parece claro que Twitter es una herramienta y que, como tal, permite hacer una serie de cosas que podrán -o no- proporcionar un servicio a ciertos usuarios, aunque yo aún me estoy preguntando cuáles.

Si lo que se pretende es generar una comunicación y “romper la barrera web”, 140 caracteres no parecen muy adecuados para comunicarse sin pervertir el lenguaje. Siendo bibliotecarios y queriendo fomentar la cultura y la lectura parece un contrasentido.

Si lo que queremos es conocer qué es lo que está haciendo una persona en un momento, puede ser gracioso ponerlo en mi blog personal para comunicarme con mis amigos, pero si el blog pertenece a una institución (alguna pagada con nuestros impuestos), no sé qué interés puede tener que parte de la pantalla esté dedicada a mostrar mensajes del tipo “me estoy zampando un bocata de tortilla ahora vengo”, de hace tres días claro.

Sí puede tener sentido saber qué está haciendo el blogger si detrás hay un servicio. Si el blog de una biblioteca ofrece un servicio de mensajería instantánea, a través de un chat, para resolver dudas, realizar consultas, etc., cuando acceda me interesará saber si el blogger está atendiendo a otro usuario o está almorzando, para irme o quedarme, pero sabiendo que hay un servicio detrás de esa herramienta.

Puede que lo que se desee no sea ofrecer un servicio, sino usar una herramienta. Muchas webs las construyen geeks para ser usadas por geeks, pero ¿son geeks mis usuarios? ¿Quieren serlo? ¿Se lo estamos preguntando?

Nuestro trabajo debería ser informar de las herramientas que existen y de los posibles servicios que, gracias a ellas, se podrían ofrecer (el futuro post de Deakialli al respecto, sin duda, será interesante), y que los usuarios elijan si los desean o no.

Informar y preguntar antes de implementar es tener en cuenta a los usuarios, ¿cuántas veces nos preguntan si queremos ciertas herramientas?

Hay una famosa frase de Roy Tennant que dice: “Sólo a los bibliotecarios les deleita buscar; al resto le interesa encontrar”

A la que añadiría:

“Al resto le deleita participar -porque no lo ha hecho nunca-, al bibliotecario le interesa saber cuándo se cansará de hacerlo”.

No hay ninguna evidencia con base científica que asegure que los patrones de interacción y participación de los usuarios con el Web (de hoy día y de algunos) vayan a mantenerse en un futuro.

Si dejan de participar ¿Estaríamos entonces preparados para resolver sus preguntas? ¿Estarían nuestros servicios orientados a ese fin? ¿Servirían nuestras herramientas para proporcionar esos servicios? ¿Sirven ahora?